El motivo del blog es hacerse eco de los artículos, referencias, noticias y eventos relacionados con el proyecto contenido en el libro Estado Universal. Para empezar, se incluye un extracto del libro «Sapiens. De animales a dioses» de Yuval Noah Harari, profesor de historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Desde aproximadamente el año 200 a.C., la mayoría de los humanos han vivido en imperios, y todo apunta a que probablemente en el futuro también la mayoría de los humanos vivan en uno. Pero esta vez el imperio será realmente global. La visión imperial del dominio sobre el mundo entero puede ser inminente.

A medida que el siglo XXI va avanzando, el nacionalismo pierde terreno rápidamente. Cada vez más gente cree que toda la humanidad es el origen legítimo de la autoridad política, y nos los miembros de una nacionalidad concreta, y que salvaguardar los derechos humanos y proteger los intereses de toda la especie humana debería ser el faro que guíe la política. Si es así, tener cerca de 200 estados independientes es un estorbo en lugar de una ayuda. Puesto que suecos, indonesios y nigerianos merecen los mismos derechos humanos, ¿no sería más sencillo que un único gobierno global los protegiera?

La aparición de problemas que son en esencial globales, como el deshielo de los casquetes polares, socava cualquier legitimidad que les quede a los estados-nación independientes. Ningún Estado soberano será capaz de librarse por sí solo del calentamiento global. El Mandato del Cielo chino lo confirió el Cielo para resolver los problemas de la humanidad. El mandato del Cielo moderno lo dará la humanidad para resolver los problemas del cielo, como el agujero de la capa de ozono y la acumulación de gases de efecto invernadero. El color del imperio global bien pudiera ser verde.

En 2014, el mundo todavía está fragmentado políticamente, pero los estados cada vez tienen menos independencia. Ninguno de ellos es realmente capaz de ejecutar políticas económicas  independientes, de declarar y sostener guerras a su antojo, ni incluso de gestionar sus propios asuntos internos como le plazca. Los estados se hallan cada vez más abiertos a las maquinaciones de los mercados globales, a la interferencia de las compañías y organizaciones no gubernamentales globales, y a la supervisión de la opinión pública global y el sistema judicial internacional. Los estados se ven obligados a amoldarse a los estándares globales de comportamiento financiero, política ambiental y justicia. Corrientes enormemente profundas de capital, trabajo e información remueven modelan el mundo, con una desatención creciente por las fronteras y las opiniones de los estados.

El imperio global que se está forjando ante nuestros ojos no está gobernando por ningún Estado o grupo étnico particulares. De manera muy parecida al Imperio romano tardío está gobernado por una élite multiétnica, y se mantiene unido por una cultura común e intereses comunes. En todo el mundo, cada vez hay más emprendedores, ingenieros, expertos, eruditos, abogados y gestores que son llamados a unirse al imperio. Tienen que sopesar si responder a la llamada imperial o permanecer leales a su Estado y su gente. Y cada vez son más los que eligen el imperio.

 

Fragmento tomado de Sapiens. De animales a dioses. Yuval Noah Harari. Traducción de Joandomènec Ros. Ed. Debate. 8ª edición, Madrid, 2016, pp 231-232.

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