Tratar de  identificar las causas relevantes de la conflictividad crónica en la zona de Darfur, en el Occidente de Sudán, tanto de orden histórico, cultural, étnico, religioso y político es una tarea ardua pero para nada misteriosa. Desde antes de dejar de ser colonia británica en 1956, una Guerra Civil que duro hasta 1972 enfrentó a los latifundistas árabes musulmanes que llegaban al norte desértico (históricamente favorecidos por la metrópoli) con las tribus agrícolas negras de la sabana fertil del sur. Una segunda guerra civil que tuvo lugar entre 1983 y 2005 y la llegada al poder de Al Bashir (1989) significo una radical islamización forzosa del país, alentando una verdadera limpieza étnica contra las tribus sureñas y alimentando sus divisiones, lo que provoco el levantamiento de 2003 y el permanente estado de guerra desde entonces.

El Darfur, Sudan y su entorno en un ineludible Sahel

Entrando en tema

El conflicto de Darfur tiene protagonistas internos y externos movidos por la protección de sus intereses que a veces responden a causas profundas, pero otras a simples posturas oportunistas. Como aspectos geopolíticos destaco los recursos naturales apetecidos por otros, una dinámica climática adversa, fronteras permeables y una estructura demográfica a priori inviable pero increíblemente resiliente. En una rápida mención al recorrido histórico de la zona, eludimos el tentador determinismo climático para descubrir que esta región también es una moneda que tiene acuñada su efigie propia (como dice de la Blanche). Si la Geopolítica es la disciplina del gobernante, Darfur es una suma de decisiones de gobierno motivadas por razones económicas, geográficas y políticas más allá del entorno natural. Se suman a la estrategia interna las acciones proactivas de potencias en un sistema neocolonial con peso suficiente para generar efectos relevantes a través de sus empresas petroleras. Incluso la relación de Sudan con su entorno, virando entre Irán, Arabias Saudita (manteniendo tropas en Yemen), o finalmente Qatar, alimentan una dependencia que deja a Darfur como el hermano pobre de una familia cada vez más indigente.  Su estructura demográfica nos mostrará que puede haber fronteras de civilización dentro de los límites de un Estado.

El Darfur como problema

Es la historia un cerrado sultanato del siglo XIV con árabes que llegan a tierras de las tribus agrícolas Fur, desde siempre aisladas del centro político de Jartum que luego se transforma en la ecúmene estatal del Sudan. Reconocemos un “espacio que va a desempeñar un papel decisivo en la vida de Sudán, y que el individuo y la sociedad humana dependen del suelo en que viven, estando su destino determinado por las leyes de la Geografía”, como sostenía Ratzel, en principio. En un desarrollo posterior, además, la mayoría de los pozos de petróleo (70%) están en el Sur.

Mapa de calor del Sahel Africano, el avance del Desierto

Situados en el extremo este del Sahel, franja meridional en África que es el borde entre el desierto del Sahara (al norte) y la sabana fértil del sur, soporta el destino de desertificación de todo ese entorno geográfico. Desde Mauritania y Guinea hasta el Sudán, pasando por Níger y el Chad, la desertificación es palpable, inevitable y rápida. Esto convierte en un coto de caza la sabana del sur del Darfur y la consecuente invasión y posesión de territorio por parte de los latifundistas árabes musulmanes del norte. En suma: un verdadero rimland tanto del Sahara, como de la Sabana, como del propio Sudan. El factor climático también convertirá en porosa la frontera con el Chad, expulsando agricultores de tierras agotadas. Los limites políticos pasan a ser irrelevantes. Persistentes sequias, la pérdida de pozos al separarse Sudan del Sur (2011) y más hectáreas desérticas son un coctel difícil de enfrentar. De las matanzas derivadas de haber armado milicias paramilitares árabes (y luego de tribus adversarias a los rebeldes), surgen campos de refugiados en las fronteras con Chad (la próxima generación de darfuríes está creciendo en estos campos), la intervención de países vecinos (Chad, Libia, Eritrea) y la respuesta de un Ejército rebelde. No cabe limitarse al aspecto racial. El factor religioso (las tribus sureñas se resisten a adoptar la sharia y buscan un Estado secular) alimentado por factores geográficos (clima, suelo, cambio climático, estructura productiva dependiente del suelo) son las aristas visibles. Migraciones internas surgen por las luchas y matanzas amparadas por un Estado disociado en este caso del concepto nación.

El juego de roles estratégicos.

Más allá del determinismo climático en definitiva la Geopolítica, como sostiene Mackinder, estudia hechos políticos(es el caso de las decisiones Al Bashir). Son los estímulos históricos que, según Vicens son efectivos y duraderos. Recordemos que, atendiendo a Lacoste “en la mayor parte de África … las fronteras de los actuales estados son el resultado de rivalidades geopolíticas entre los antiguos colonizadores, que, tras obtener la independencia, los nuevos estados decidieron conservar estos límites territoriales. Una mochila de la historia, agregamos.

Tanto la Unión Africana como la ONU implementan misiones de paz y asistencia (inoperantes), consiguiendo un Acuerdo en 2006 (luego inoperante) bajo amenaza de llevar a Al Bashir a la Corte Internacional por crímenes de lesa humanidad (inoperante).

Reino Unido y Francia no parecen interesados en cuestionar el poder de Al Bashir quien ha asegurado hasta ahora el funcionamiento permanente de sus industrias extractivas, aunque la UE ha sancionado a Al Bashir y oficialmente apoya su juzgamiento. Libia, al igual que Chad suministra armas a los rebeldes transformando las fronteras desérticas en zonas de paso sin control. Sudán del Sur, en forma ambivalente presta asistencia y refugio a rebeldes en zonas de frontera. China ejerce su soft power implementado infraestructura en el área de combustibles (oleoductos) mientras Rusia, en la misma línea, extiende su buen relacionamiento y un aporte militar más significativo. Las alternativas parecen radicalizarse entre la permanencia de la situación actual (con genocidio incluido en el menú) y formas de asalto al poder, bien por milicias rebeldes, bien por golpes generados desde dentro, desconformes con el reparto de poder de Al Bashir o fogoneados por disconformidades de la metrópoli.

No hay final feliz.

Esta es la primera guerra causada por el cambio climático y el primer genocidio del Siglo XXI. Pero, en su inicio, la guerra en Darfur es la revuelta de una periferia subdesarrollada y marginada contra un centro que acapara el poder en un momento en el que empieza a explotarse el maná petrolero. Es de esperar panoramas similares a lo largo del Sahel en los próximos meses, donde la presencia de grupos terroristas como Isis, Boko Haram y Al Qaeda avivan la violencia, cosas que no se dio directamente en Darfur, donde los estímulos fueron internos mayoritariamente. Los equilibrios mundiales han replicado un equilibrio dentro de Sudán, manteniendo una desacreditación de Al Bashir, pero nunca suficiente para hacerlo caer. La presencia de recursos naturales valiosos vuelven valioso al Presidente. En ese entorno, luego de tres millones de refugiados y más de 300.000 víctimas, al 2012, es más fuerte el temor a perder la influencia lograda que la motivación para cambiar el statu quo.

En abril de 2019 finalmente un golpe de Estado militar derroco a Al Bashir luego de sucesivas protestas en la llamada revuelta del pan. El nuevo régimen se alinea con la monarquía saudí pero es ala vez una dictadura militar que intenta lograr, sin embargo un acuerdo de paz que garantice lo imprescindible…

El cese de la violencia? La convivencia étnica, religiosa y racial? El desarrollo de la región?

Lo lamento, estimado lector, no ha adivinado.

Lo imprescindible es garantizar el flujo permanente de los pozos, la operativa 24×7 que implica 100.000 barriles/ día y la salida al Mar Rojo sin hostilidades en ninguna de sus orillas para un país que esta entre los últimos en cuanto a PBI per cápita pero en el topten de los índices de corrupción publica.

La hora global: Elecciones en el Norte y la realidad del Darfur (T02P19)

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