En el capítulo anterior se expuso cómo la Vida fue desarrollándose hasta llegar al Ser Humano.
De algún modo puede decirse de modo impersonal que el propósito del Universo fue crear Vida y que el propósito de la Vida fue crear Conciencia. No obstante, la conciencia humana se encuentra poco desarrollada (basta ver los conflictos personales y mundiales que padecemos) En este sentido, y sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que “estamos dormidos”.
Respecto al Ser Humano se consideran dos teorías: la creacionista y la evolucionista. La primera tiene que ver con la creencia en “un creador”. La segunda, sin entrar a discutir cuestiones de fe, afirma que la Vida tuvo un largo proceso evolutivo que con el transcurrir del tiempo dio lugar al surgimiento de criaturas cada vez más complejas y con funciones más especializadas. Según esto, los seres más primitivos sólo tenían una base fisiológica (Centro Somático, Vegetativo o Instintivo) que respondiendo a sus propias necesidades desarrolló pseudópodos para desplazarse en el espacio (Centro Motriz). Tras mucho tiempo y muchos ensayos que no prosperaron, finalmente aparecieron los mamíferos, que como nueva función comenzaron a desarrollar recuerdos y emociones primarias (Centro Emotivo). Por último, hará unos 4 Millones de años, algunos simios desarrollaron la nueva capacidad de darse cuenta, rudimentariamente aún, del Medio externo, por ej. el uso de herramientas para aprovecharlo en su progreso (Centro Intelectual), que ya en los Humanos se encuentra más desarrollado. Existe algún Centro más según veremos, pero con muy escaso desarrollo aún.
Las “llaves de control” de tipo nervioso, se encuentran principalmente en el aparato cerebro-espinal, compuesto por la masa encefálica y la médula espinal. Así, a nivel cerebral, el Centro Intelectual está localizado en la corteza en general; el Emotivo en la zona límbica (hipocampo); el Motriz a nivel de médula, y el Vegetativo a nivel del sistema autónomo.
El trabajo o actividad de los Centros tiene lugar básicamente por la energía nerviosa que circula en ellos y entre ellos. Cuando aumenta la actividad en un Centro, disminuye en otros, especialmente en los contiguos.
El Centro Somático o Vegetativo es el que proporciona energía a los demás (es el cuerpo físico el que suministra energía a todos los Centros).
Toda función puede trabajar adecuada o inadecuadamente, en acierto o en error. Así, el Centro Intelectual puede trabajar en Selección (si tengo claridad de ideas) o en Confusión (si estoy hecho un lío); el Centro Emotivo puede trabajar en Adhesión (por ej. si estoy feliz), o en Rechazo (si estoy deprimido, enfadado, asustado, etc.); el Centro Motriz puede trabajar en Acción (si estoy activo y dispuesto) o en Inhibición (si estoy cortado, cohibido o perezoso); y el Centro Somático, en Salud (si trabaja positivamente) o Enfermedad (si mi salud es mala).
Todos los Centros se desenvuelven teniendo como “centro de gravedad” al Centro Emotivo (“si me siento bien, todo está bien”…)
Las partes motrices son más veloces, dinamizan, diferencian y su funcionamiento se expresa como tensión o relajación.
Las partes emotivas tienen velocidad media, sintetizan y trabajan en adhesión o rechazo.
Las partes intelectuales son secuenciales, las más lentas y trabajan en selección o confusión.
Las subpartes representan trabajos diferenciados de cada nivel o parte:
Los elevadores aumentan el tono energético que proviene de otro Centro.
Los adhesores fijan y mantienen el potencial necesario para el trabajo de la Parte en que están.
Los selectores distribuyen la energía a otras Partes o a otros Centros de acuerdo a los requerimientos en un momento dado.
El trabajo de los Centros, de sus Partes y Subpartes es el que determina el nivel de conciencia del individuo.
Las Partes Intelectuales son más voluntarias y conscientes, aunque con respuestas lentas. Las Partes Motrices son más mecánicas pero de respuestas rápidas.
Ejemplo de funcionamiento tomando al Centro Intelectual:
Selectores
(Ii) – Parte Intelectual, subparte intelectual: Selección de datos.
(Ei) – Parte Emotiva, subparte intelectual: Selección de intereses intelectuales.
(Mi) – Parte Motriz, subparte intelectual: Selección de imágenes.
Adhesores
(Ie) – Parte Intelectual, subparte emotiva: Mantenimiento en el razonar.
(Ee) – Parte Emotiva, subparte emotiva: Mantenimiento de intereses intelectuales.
(Me) – Parte Motriz, subparte emotiva: Mantenimiento de imágenes.
Elevadores de energía
(Im) – Parte Intelectual, subparte motriz: Energía en el pensar.
(Em) – Parte Emotiva, subparte motriz: Energía en los intereses intelectuales.
(Mm) – Parte Motriz, subparte motriz: “Brillo” en las imágenes.
De igual modo trabajan los demás Centros, si bien el Emotivo lo hará con las emociones, el Motriz con las acciones y movimientos, y el Somático con la salud.
En el caso del subcentro Sexual y del Emotivo Superior, la mecánica es similar pero con sus propias diferencias específicas.
CENTRO SOMÁTICO (Vegetativo o Instintivo)
Parte Intelectual: Plan del cuerpo. Tendencias orgánicas.
Parte Emotiva: Afinidad o rechazo del cuerpo con sustancias. Hábitos vegetativos.
Parte Motriz: Reflejos incondicionados e instintos.
CENTRO MOTRIZ
Parte Intelectual: Cuidado motriz.
Parte Emotiva: Gusto por el movimiento. Hábitos.
Parte Motriz: Reflejos condicionados.
CENTRO EMOTIVO
Parte Intelectual: Intuición.
Parte Emotiva: Placer, emociones, sentimientos.
Parte Motriz: Pasiones.
CENTRO INTELECTUAL
Parte Intelectual: Atención, abstracción, ideas, planes, conceptos, juicios, aprendizaje, raciocinio en general.
Parte Emotiva: Curiosidad, interés, deseo de conocer.
Parte Motriz: Imaginación.
CENTRO SEXUAL (solamente tiene dos Partes).
Parte Intelectual: Plan del Centro. Con atención: el sujeto controla. Sin atención: el sujeto “se abandona”.
Parte Motriz: Mecánica (tensión y distensión).
CENTRO SUPERIOR (no tiene Partes ni Subpartes, sino grados de desarrollo).
(I) – Reconocimiento: comprensión intelectual directa, telepatía, etc.
(E)- Arrebato: fenómenos de tipo místico: discos, bolas de fuego, auras…
(M)-Éxtasis: inspiración artística.
Conexiones de los Centros
Todos los Centros están conectados entre sí y dependen para su trabajo del potencial energético del Centro Vegetativo-sexual. A menudo en algunos Centros o en alguna subparte, se producen descargas o retenciones del flujo energético (traumas) en un punto dado. Tales cortocircuitos se reflejan en la estructura general humana. Cuando estas disfunciones se repiten o pasan a mayores, se reconocen como estados patológicos. Pueden darse errores de conexión, ocasionando también un trabajo incorrecto (“neurosis” por ejemplo).
Surgen disfunciones cuando las respuestas no se organizan estructuradamente y los Centros disparan su actividad en direcciones opuestas entre sí. En contradicción se piensa, se siente y se actúa en direcciones distintas, es decir, se está en desarmonía.
Por lo general, las partes mecánicas trabajan en la “línea de lo fácil” quedando las partes más conscientes rezagadas. Así por ejemplo, es más frecuente la fantasía, la pasión y los reflejos condicionados que las ideas, las intuiciones o el cuidado Motriz, resultando un trabajo unilateral e incompleto.
La energía fundamental puede ascender, fijarse o regresar causando problemas y malogrando el trabajo de los demás Centros. El caso óptimo es aquel en el que se registra el funcionamiento completo de las partes y subpartes: las conexiones se conectan adecuadamente, el biorritmo se estabiliza y la energía fundamental dinamiza todos los Centros y estimula al Centro Superior, activándolo. Cuando esto sucede, las funciones están armonizadas y el individuo puede afirmar que su Esencia está activa.

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