¿Cómo puede haber justicia si los derechos reconocidos no son los mismos en todos los sitios? La ley puede variar de un lugar a otro, ser parte del paisaje o de la región, siempre que sea común a todos en el ámbito de aplicación. El derecho es solidario al individuo, le acompaña allá donde va y las instituciones de justicia deben conseguir que esto sea así. Las leyes no pueden ser contrarias al derecho. El Estado universal se encargará también de que todos sus miembros lo conozcan. La justicia es la garantía del derecho, su defensora y protectora. La ley es potestad del gobierno local o regional.
Por la naturaleza universal de los derechos humanos deben existir tribunales de justicia consecuentes y valedores de su defensa. El ciudadano debe tener la opción ante ellos de, o bien denunciar cualquier agresión o violación de los mismos, o bien defenderse de los requerimientos, denuncias o acusaciones formuladas en su contra por parte de personas, colectivos o gobiernos. Especialmente es importante en el caso de los gobiernos de los Estados, dado que, si los derechos humanos se dejan únicamente en sus manos y, como ocurre frecuentemente, estos son los primeros en vulnerarlos, el individuo se encuentra completamente indefenso. La comunidad humana, a través del poder judicial, tendrá la labor de hacer cumplir los derechos humanos y de impartir justicia.
Los seres humanos deben ser liberados de totalitarismos para que puedan desarrollar su personalidad conforme a su voluntad. Si los Estados no son capaces de proporcionar derechos económicos, sociales y culturales, al menos no deben restringir el desarrollo y coartar las libertades individuales. Y, en el peor de los casos, que como mínimo permitan la salida de todos aquellos que sientan que carecen de los mínimos derechos para poder desarrollar su vida en plenitud. El Estado universal, precisamente a través de su carácter global, trabajará en el sentido de posibilitar una nueva residencia en otro lugar donde estos aspectos sean más favorables.
La situación actual respecto a los derechos humanos en el mundo es profundamente extrema en algunos Estados y entre algunos de ellos. Por eso, hay que proporcionar la oportunidad de que mediante el derecho de libre circulación se pueda cambiar de residencia conforme a las expectativas y la situación real del desempeño de los derechos.
Los gobiernos pueden mejorar la situación; resulta contradictorio y no tiene sentido que las personas tengan que luchar por el cumplimiento de los derechos humanos contra su propio gobierno, esto demuestra su fracaso, su falta de utilidad y su corrupción. Se entiende, sin embargo, que a los países más pobres o con gobiernos democráticos más recientes les resulte más difícil dotarse de las instituciones necesarias para proveer a los ciudadanos de sus derechos y proteger las libertades. En este caso, también, la comunidad humana tendrá que colaborar aportando los recursos necesarios para apoyarlos en el cumplimiento de su deber, con medidas para el desarrollo y distribución de la riqueza.