Estado Universal inicia un proceso constituyente de la humanidad como entidad rectora en el que todas las personas están invitadas a participar

Estado Universal es un proyecto desarrollado en un libro que se articula mediante una nueva red social y tiene existencia mediante una asociación, todos estos elementos están sincronizados y tienen el mismo nombre. Aquí se incluye el contenido principal.

El COVID-19 ha demostrado que la humanidad no está preparada para enfrentarse a retos globales. Retos globales requieren soluciones globales. La aviación e internet han convertido nuestro planeta en nuestro país. El país y patria de todos. 

Estado Universal representa la evolución racional de la humanidad, el camino para alcanzar la paz perpetua, superar las fronteras, encarar los desafíos mundiales, la gestión de los recursos y avances científicos y tecnológicos, establecer unas condiciones laborales justas y equitativas, además aporta esperanza, facilita el pleno desarrollo de las nuevas generaciones y es viable. Solo necesita comenzar a andar.

Para organizarse, la comunidad humana debe elegir representantes que tendrán la capacidad y voluntad de formar un gobierno. La representación debe ser justa, equitativa y universal. El método idóneo se inspira en el concepto de estococracia, que consiste en una forma de elección aleatoria que garantiza el mantenimiento de estos principios básicos.

Todo ciudadano mayor de dieciocho años años tendrá el derecho de participar en la vida política, siempre que comunique a la comisión electoral su interés por ser incluido en el censo de elegibles, del que saldrán por sorteo las personas que compondrán la Asamblea. Este método, basado en las bondades de la estadística y con carácter automático, permite determinar con sencillez el número mínimo de representantes y su elección. Los elegidos serán formados para la vida política con el fin de potenciar las virtudes de un buen gobernante y enriquecer así la ya representativa muestra original.

Los miembros seleccionados compondrán la Asamblea de la que emanará el poder legislativo y ejecutivo. Su primera misión será crear y aprobar la Constitución universal. Tendrán que definir, además, el estatuto que regirá la selección, función, organización y renovación del poder judicial, que por su necesario carácter eminentemente técnico e independiente no podrá ser designado por libre voluntad.

Una vez formado el gobierno y el resto de las instituciones, la humanidad y el Estado estarán plenamente constituidos política y jurídicamente, con la legitimidad de la totalidad de la población y también en representación de la vida en general. Podrá definir los objetivos políticos tendentes a resolver las principales necesidades en el mundo.

Para minimizar el riesgo inherente de corrupción de las instituciones, que existe en cualquier creación humana por el reconocimiento de sus propios vicios y defectos, estas serán automáticamente renovadas cada cuatro años.

Censo de elegibles

El censo de elegibles es la lista formada por todos aquellos ciudadanos, mayores de dieciocho años que hayan solicitado ser incluidos para optar a formar parte de la Asamblea.

A pesar de que gracias el uso de la tecnología actual se podría crear un censo total de todos los ciudadanos del mundo con derechos políticos, resultaría poco práctico llevar a cabo un trabajo de tal magnitud por distintas razones: la primera de ellas es la complejidad, que resulta evidente con una población mundial de 7 500 millones de habitantes que, según las estimaciones, será de 8 500 en el año 2025; por otro lado, un gran número de esta población no estará interesada en formar parte activa en la vida política, con el consiguiente trabajo de descartes posteriores a la elección de los miembros de la Asamblea, habría que dejar un importante número de suplentes en reserva para cubrir las posibles bajas. Lo apropiado sería partir desde el principio de un censo formado por personas que sí tuvieran interés en formar parte de la Asamblea representativa de la humanidad.

A través de la página web www.estadouniversal.org se comunicarían todos los detalles necesarios: la fecha a partir de la que cual se podría enviar la solicitud, el modelo del formulario a cumplimentar para suscribirse, la documentación exigida y el modo y lugar de envío. Para fomentar la participación, se llevaría a cabo una labor de divulgación de esta información para que llegara a todos los rincones del planeta en el plazo de dos años a partir de la publicación de la convocatoria. Se realizarían campañas de afiliación y de provisión de fondos para disponer de unos recursos mínimos que permitieran efectuar los preparativos, así como de la creación de una comisión electoral. Para ello, serán también necesarios voluntarios que podrán ponerse en contacto también a través de la página web.

Cálculo del número de miembros

Si cogemos una moneda sin defecto y la tiramos al aire, algunas veces nos mostrará la cara y otras la cruz. Según la estadística, la probabilidad de que salga cara o cruz es de un cincuenta por ciento en ambos casos. Cuantas más veces tiremos la moneda al aire y contemos los sucesivos «cara» y «cruz», comprobaremos que más se aproxima el número de veces de cada uno, es decir, cuanto mayor sea el número de intentos, más se aproximan los resultados a la probabilidad esperada o teórica, que se daría con exactitud si pudiéramos tirar un número infinito de veces. Ahora bien, ¿cuántas veces hemos tenido que tirar la moneda para conocer la tendencia indicada por la probabilidad? Depende, por supuesto, de la precisión deseada.

El número de veces que tiramos la moneda nos permite definir una tendencia respecto al infinito, que será tanto más ajustada cuanto más la lancemos. Es decir, un suceso tendrá la capacidad de representar a otro con tanta precisión como se desee.

De la misma forma, de entre la totalidad de los elegibles podrá tomarse una muestra cuyas decisiones sean representativas del conjunto de la humanidad. Así, esta será representada a la hora de tomar decisiones políticas.

La estadística determina que, cuanto mayor es la población de estudio, menor es, porcentualmente, la muestra necesaria. Es decir, que no necesitaremos una cantidad ingente de individuos para representar a toda la humanidad. De hecho, poblaciones muy grandes tienden a un valor constante de la muestra.

Con un margen de error del 5 %, un nivel de confianza del 95 % y una desviación estándar de 0,5, el tamaño de la muestra sería de 385 individuos. Además, para que la muestra sea realmente representativa de la población, debe ser elegida aleatoriamente.

Elección de los miembros

Una vez que se ha formado el censo de elegibles, se asignaría a cada uno de ellos un número correlativo. La elección se realizaría mediante un sistema aleatorio elaborado por ordenador, que incluirá todos los números y solo ellos. A cada candidato seleccionado se le asignaría un número ordinal hasta llegar al 385. El resto, en su orden, se considerarían suplentes. El procedimiento se retransmitiría en directo para todo el mundo. Aquellos que lo desearan podrían asistir personalmente.

Las elecciones se realizarían en la fecha y en el lugar que determinara la Comisión Electoral. Se informaría a través de la página www.estadouniversal.org .

La comunicación oficial emitida por la Comisión Electoral a los miembros de la Asamblea, indicando su designación y orden, se realizaría al día siguiente de la elección. También se informaría a los suplentes de su condición y orden. Dado que se generaría un gran número de ellos, se dispondría de una reserva suficiente para cubrir bajas. En el plazo desde la publicación del comunicado hasta el día de la elección de los diputados miembros de la Asamblea, la Comisión Electoral trabajará también en resolver todos los detalles y recursos para la celebración del sorteo.

Formación

La formación es importante porque los elegidos deben personificar no solo lo que son, sino también lo que pueden ser. Así surgirán las necesarias características de ejemplo, inspiración y autoridad que deben tener aquellos que conducen el destino de los demás.

El método de elección, hasta ahora, garantiza el libre acceso a la vida pública de cualquier ciudadano con derechos políticos. El censo de elegibles permite, además, seleccionar por propia voluntad aquellos que manifiesten algún tipo de vocación. Por lo tanto, el método de elección y el número de elegibles posibilita que el conjunto de personas elegido no solo represente a la humanidad con un margen muy fiable, sino que además garantiza que tienen voluntad e interés.

Especialmente importante es la perspectiva de que una elección de este tipo debe representar al resto por la simple personalidad de cada uno de ellos. Es decir, los diputados no tendrían la necesidad de considerar constantemente al pueblo humano para encontrar el camino de la acción política, sino que, como parte que son de la ciudadanía y por la propia necesidad de representarse también a sí mismos, tendrían la capacidad de encarnar al resto. Esto significa que, gracias al número elegido y a su origen distinto al del político profesional, el simple ejercicio de su identidad supliría al resto de ciudadanos. Pero, además, como la muestra original ya habría sido enriquecida por la manifestación del afecto de cada uno de los participantes, ahora se tendrían 385 personas que aleatoriamente poseerían un origen, edad, género, sexualidad, religión, idioma, cultura y conocimiento distintos. Compartirían el hecho de ser humanos, ciudadanos de mundo y de querer participar en política en la defensa de los derechos de todos.

Pero la humanidad puede y debe aspirar a algo más. Precisamente, uno de los objetivos al constituir la Asamblea parte del principio de la necesidad de mejora de las condiciones en todas las partes del mundo, en cumplimiento de los derechos. Por tanto, la comunidad estaría llamada necesariamente a vivirlos, integrarlos, respetarlos, cuidarlos y encarnarlos de primera mano.

Para el progreso de la Asamblea, todos los integrantes deberán contar con los beneficios culturales y de educación más avanzados que existan y poder compartirlos al tiempo. En efecto, dado que los miembros se integrarían en diferentes estados personales, merecería la pena hacer un esfuerzo necesario con el fin de dotar de mayor juicio y sabiduría a cada uno de ellos para la mejora de su servicio a la ciudadanía, para sincronizar los aspectos más relevantes del conocimiento y se dotaría a todos ellos de las herramientas y habilidades propias de un buen político y gobernante. Por otro lado, los riesgos de no realizar una formación de este tipo son evidentes dado que aunque representarían mejor el grado de evolución real de la humanidad, sus posibilidades de hacerla progresar serían mucho menores. La Asamblea podría estar, si así fuera, fuertemente influida por posturas radicales o intolerantes fruto de la ignorancia de un estado personal poco cultivado. En definitiva, la inconsciencia podría adueñarse del ámbito común. Cualquier persona debería saber y sentir que su estado puede ser mejorado. Se entiende también que tendría el derecho y el deber como gobernante de que así fuera en la medida de lo posible.

Lo primero de lo que deberían disponer los diputados sería de un idioma común, cuestión que podría ser votada tan pronto como fuera posible. Dada la gran variedad de idiomas que existen, lo ideal sería elegir uno que ya fuera conocido por gran parte de la humanidad y deslocalizarlo. La votación se haría eligiendo dos idiomas distintos por cada uno de los miembros, ya que sería muy probable que cada uno opte por su idioma nativo como primera elección. Una vez adjudicado el idioma, la primera de las formaciones estaría relacionada con su aprendizaje.

La segunda de las cuestiones sería la de compartir, al menos, un ámbito de estudios común en aras de la necesaria sincronización de los principales aspectos del conocimiento humano. Lo oportuno sería, en este caso, la filosofía, que representa la suma y el origen de este y las aspiraciones futuras, abarca tanto las ciencias como las humanidades y sirve, además, como referencia del desarrollo de la humanidad en uno de los aspectos que más la identifican: la posesión y el uso de la naturaleza racional, común a todos los seres.

El siguiente paso sería el dominio de algunas herramientas básicas como la dialéctica y la retórica, puesto que la política se desarrolla en el ámbito de la palabra. Estos tres primeros pasos pueden darse al tiempo.

No hay que olvidar que un grupo de personas tan amplio dispondría también de conocimientos particulares, así como de distintas virtudes y visiones enriquecedoras. Esta cuestión deberá ser aprovechada por los demás miembros y contribuirá también al conjunto.

Lo deseable es que compartan un espacio común en el que realizar su trabajo durante su periodo de servicio a la comunidad, que fortalezca los lazos y sea ejemplo a la humanidad en lo que sería una ciudad dedicada a alojar a los elegidos en lo personal y en lo público. También sería deseable que la formación se trasladase a las escuelas para que los niños de todo el mundo conocieran los derechos humanos, fueran educados en el deber de respetarlos, tuvieran un conocimiento actualizado, capacidad crítica, perspectiva histórica y proyección, pudieran comunicarse globalmente y se posibilitara, facilitara y perfeccionara la renovación política futura.

Implantación

La implantación consiste en el proceso de materialización del Estado universal, una vez designados los miembros de la primera Asamblea. Por las cuestiones comentadas anteriormente, para la necesaria personificación de hermandad y fraternidad lo conveniente sería que la Asamblea se reuniera en una ciudad que albergara la actividad política.

Se haría una consulta para ver cuáles estarían dispuestas, lo que sería un hito histórico sin precedentes. Una posibilidad sería elegir una cuyo país fuera neutral en la política internacional actual, dado que estaría en concordancia con el espíritu de un gobierno que aspira a la paz global. Por otro lado, una ciudad situada en la cuna de la humanidad, por su connotación histórica, tendría fuertes repercusiones inspiradoras y motivadoras.

De todas formas, lo adecuado sería que el gobierno y las instituciones principales cambiaran de localización física cada cuatro años, coincidiendo con el momento de la renovación de cargos, para que la siguiente Asamblea se formalizara en otro continente o, en caso de que este se repita, en otra ciudad. Sería algo semejante a lo que ocurre con las Olimpiadas.

Al mismo tiempo, se realizaría la elección de los siguientes miembros de la Asamblea, que compartirán la ciudad universal con los diputados durante cuatro años. Cada uno de ellos tendría asignado un diputado como tutor, que les permitiría introducirse en las tareas propias de su cargo, mientras recibieran formación.

El Estado necesitará financiación para el mantenimiento de las instituciones y despliegue de sus políticas. Se obtendría de todos aquellos miembros de la comunidad humana que compartan el fuerte deseo de progreso y de paz y una conciencia creciente e identificación como ciudadanos del mundo más allá del origen, familia, pueblo o nación. Se pondría en marcha una campaña de donación y afiliación que sería el germen de esta idea, derivada de la libre adhesión, se otorgaría una identificación que evolucionaría hasta convertirse en un pasaporte. Los servicios prestados por el Estado se incrementarían a medida que aumentara el número de afiliados.

Los resultados servirían también para tomar el pulso a la consciencia y progreso real de la humanidad como entidad política rectora, en lugar de ser una consecuencia caótica, arbitraria y abnegada de acciones inconexas con múltiples sentidos y motivaciones. El futuro, los objetivos, la financiación y el despliegue del Estado dependerán de los representantes elegidos; suya es la misión. Esta idea fue soñada desde el principio de los tiempos y, ahora, es totalmente posible, solo necesita comenzar a andar. Si no se hace así, la humanidad continuará errante por la historia, repitiendo los mismos errores una y otra vez.

Es muy importante considerar los tiempos y el modo en los que esta idea se desarrollaría, intuyendo las reacciones y oposición que puede suscitar. Actualmente, el derecho es interpretado y ensalzado por grandes masas de la población como algo suyo, tradicional y exclusivo, tanto a nivel individual como por la clase gobernante, que diferencia a unos de otros en lugar de unirlos, en función de las condiciones casuales de nacimiento. Esto forma parte de la conciencia primitiva y tiene una inercia muy fuerte y peligrosa. Por eso, el Estado universal no reclamará tierra alguna ni impondrá adhesiones, sino que surgirá de la acción voluntaria de los individuos.

Su primer objetivo es existir y representar a la humanidad. La evolución política de los Estados existentes es compatible con el Estado universal. Un progreso lógico sería que en el futuro las fronteras fueran únicamente límites administrativos. La forma de elección de la Asamblea podrá extenderse a cualquier Estado, región, provincia o municipio. Los objetivos principales son: la paz, el progreso, la solidaridad, la libertad y la igualdad, así pues, la oposición, aunque inevitable, no tiene justificación.

Los seres humanos han sido presa de los gobiernos, que se han dedicado a poner, quitar o mover fronteras. Sabiendo, como saben, que en el fondo no somos distintos, han tratado de diferenciarnos por diversos motivos para justificar su existencia y necesidad, además de ser responsables de la injusta, innecesaria y ridícula muerte de millones de personas, de desplazados y refugiados, cada vez que las fronteras se crean o se mueven (y siempre son susceptibles de ser movidas). La única solución estable y definitiva es no tener ninguna. Con el tiempo, serán necesarios los límites administrativos para gestionar cuestiones locales, pero no para dividir personas junto con el ganado y la tierra.

Los derechos fundamentales son inherentes, inalienables y universales y deben ser competencia de la humanidad. Las administraciones locales deben colaborar con la humanidad para defenderlos, proveerlos y facilitarlos.

Precauciones

El Estado universal es un modo de organización política que incluye a toda la especie humana. La selección de los miembros de la Asamblea, mediante elección por sorteo, es efectivamente democrática y accesible a todos los ciudadanos que lo deseen. La Asamblea se encargará de definir la forma de gobierno, acceso, integrantes, deberes, obligaciones y limitaciones. No se garantiza la perfección en la actuación asamblearia ni de gobierno por su definición, pero sí —al menos— es más justa que cualquiera de las formas actuales por contar con todos los miembros de la comunidad humana en igualdad de condiciones.

No existe lucha de ninguna clase para el acceso a la actividad política que permita utilizar cualquiera de las herramientas más ruines, malvadas y agresivas del ser humano para dominarla. En este caso da igual si el fin justifica o no los medios, puesto que los medios son ajenos a las perniciosas voluntades, que no tienen ninguna ventaja respecto a las virtuosas. El proceso aleatorio solventa, así, estos peligros de origen.

El provecho derivado de la falta de escrúpulos ha provocado que las personas de buena voluntad se aparten, inclusive antes de empezar, de la actividad política y, la ha lastrado, deformado y degenerado hasta convertirla, únicamente, en un acto de agrupación de meros intereses particulares en lugar del bien común y la justicia. De hecho, actualmente, tanto en las conversaciones entre personas como en los medios de información podría sustituirse la palabra «política» por «interés particular» y el significado del mensaje sería el mismo. Es decir, no han degenerado con el tiempo solo las formas de la política, sino la propia palabra en sí misma. La política se ha convertido también en sinónimo de negociación, pacto, cesión o trueque en lugar de justicia. Allá donde surge un conflicto, la acción política se encamina hacia la negociación, aunque una de las partes esté amenazando o coaccionando a la otra, en lugar de utilizar el sentido común y el derecho establecido al efecto para regular la vida en sociedad en los países más democráticos y mejor ordenados jurídicamente.

Por eso este sistema, más que nunca, tiene total cabida y profunda esperanza en la participación de aquellos especialmente llamados por vocación al servicio hacia los demás, dado que no habría ya nada que moralmente les impida acceder al lugar que genuinamente les corresponde: la política, la cúspide del servicio humano. Es un oficio que por su dualidad de uso se ha convertido en signo de poder, en lugar del más abnegado, dedicado, desapegado y comprometido de los quehaceres humanos. Esto ya representa en sí mismo toda una revolución: la posibilidad de que la bondad, la inteligencia y la solidaridad puedan ocupar el lugar que les corresponde y del que la degeneración de la política les ha apartado desde el principio de los tiempos. Inclusive el uso de la fuerza, necesaria a veces, para establecer la paz y el orden, debe estar administrada por la virtud para no caer en la opresión y la tiranía.

Para recopilar, habida cuenta de las posibilidades de las diferentes formas de gobierno de degenerar y que eso además es el signo común de los tiempos, se han tomado en la definición del Estado universal algunas precauciones: la primera, la propia forma de elección; la segunda, la renovación automática de la judicatura y de los políticos: Asamblea y Gobierno. Al estilo de algunos ejemplos de la antigüedad, donde personas que habían ofrecido un gran servicio a la patria y que a pesar de su prudencia, inteligencia o sabiduría, tras su periodo de gobierno eran totalmente apartadas, el buen gobernante no debe pedir nada a cambio, debe saber marcharse igual que llegó y, pese a la posibilidad de continuar él con su propio legado, es menos arriesgado para el sistema que sean otros los que continúen su trabajo. Finalmente, de eso se trata, de evitar la posibilidad que tiene el ser humano y el sistema de corromperse y, ante la duda, la renovación automática es un método infalible de eliminarla.

Además, los elegidos no podrán transferir ni vender el documento que les habilitaría como diputados, ni ceder su servicio o rechazarlo a no ser por causa de fuerza mayor, no podrán pertenecer a un partido político, un sindicato o tener tratos con ninguna forma de presión social, colectivo o agrupación. El poder judicial sería el encargado de vigilar el desarrollo de sus funciones conforme a un código que sería aprobado y que tendría como fin evitar los riesgos de corrupción de los representantes.

Con estas premisas, el Estado universal habría establecido las precauciones necesarias para garantizar a los ciudadanos una Asamblea y Gobierno que pudieran mantenerse dignos con el paso de los años, partiendo de las cualidades ya señaladas y garantizadas de democracia, equidad y justicia.

A pesar de todo, existe un riesgo más: el de golpe de Estado interno o externo. Respecto al primero, se habrán tomado, en principio, todas las medidas posibles, aunque, como se ha dicho antes, un gobierno establecido para el total de la humanidad, no garantiza en sí mismo ser idóneo, puesto que contiene en su interior el mayor de todos los peligros: los vicios de la naturaleza humana. Con respecto al segundo deberán tomarse las cautelas necesarias una vez constituido el Estado universal.

La esperanza en la estabilidad radica en que se dota, por fin, a la humanidad de existencia política, jurídica y administrativa —algo totalmente novedoso—, de tal manera que, ahora sí, el destino de todos está plenamente en nuestras manos por ser la humanidad un sujeto consciente de sí mismo, con capacidad de obrar y establecer objetivos. Ahora, ya sí, podrá ser el ser humano capaz de alinear voluntades, de conocer sus capacidades y límites. Pero, por otra parte, ya no habrá excusa posible, nadie a quien mirar o reclamar responsabilidades, porque la humanidad estará sola ante la inmensidad del universo. De la misma forma que un grupo de náufragos en una pequeña isla en la inmensidad de océano.

La convocatoria para la primera Asamblea está abierta, ¿quieres participar? whatsApp: https://api.whatsapp.com/send?phone=34621243791

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